Cámara de Diputados de la Nación: Qué pasa con la Ley de Humedales

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El proyecto se encuentra planchado hace meses esperando la aprobación de diversas comisiones de la Cámara de Diputados para ser tratado en el recinto. Una ley clave para mitigar la crisis climática que perdería estado parlamentario a fin de año.

Tras una intensa lucha del movimiento ambientalista, organizaciones políticas y diversos sectores de la sociedad civil, a fines de 2020 la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano de la Cámara de Diputados aprobó un texto de mayoría con una disidencia parcial y un texto de minoría del proyecto de ley para regular y proteger los humedales en Argentina.

Desde ese entonces el texto se encuentra a la espera de tratamiento y aprobación por parte de las comisiones de: Agricultura y Ganadería, de Intereses Marítimos, Fluviales, Pesqueros y Portuarios y de Presupuesto y Hacienda de Diputados para que pueda ser tratado en recinto.

En razón de que se acaba el año legislativo el 30 de noviembre, se necesita de un Plenario de Comisiones para avanzar y que el proyecto no se caiga una vez más.

La Ley de Humedales es una normativa postergada desde el año 2012. En todo este tiempo, obtuvo dos medias sanciones del Senado en 2013 y 2016, pero nunca llegó a la Cámara de Diputados. Durante 2020 se presentaron 15 proyectos de ley en la Cámara de Diputados y en el Senado para regular los humedales en la Argentina.

¿Por qué es importante que se sancione esta ley?

Los humedales son zonas de tierra inundadas de forma permanente o temporal. Califican como ecosistemas complejos variados que incluyen bosques fluviales, zonas costeras y marítimas, playas, bañados, arrecifes, pastizales húmedos, pantanos, turberas, estuarios, deltas, manglares.

Son grandes filtros depuradores, reservorios de agua dulce y sirven para amortiguar los impactos de las lluvias. A la vez se consideran fundamentales en la lucha contra el cambio climático, en tanto almacenan más carbono que el resto de los ecosistemas.

En Argentina ocupan 600.000 km2 (el 21,5% del territorio) y se dividen en seis grandes regiones desde la Puna hasta la Patagonia.

En 2020 los humedales cobraron importancia en la agenda pública no por su importancia ambiental sino por su destrucción en manos del fuego: se quemaron casi un millón de hectáreas en todo el país, 300.000 en la región del Delta del Paraná.

En la provincia de Santa Fe, la más afectada por los incendios, se destacan tres sitios: la Laguna de Melincué, Jaaukanigás y el Delta e Islas del Paraná.

Asimismo, la protección de estos ecosistemas se enfrenta a los intereses de variados grupos económicos, desde el capital concentrado del agronegocio hasta los desarrolladores urbanos y turísticos, todos relacionados con actividades neoextractivas.

Un problema mundial

Entre 1970 y 2015 desapareció aproximadamente el 35 % de los humedales del planeta y las tasas anuales de pérdida se aceleraron a partir del año 2000, según el primer informe Global Wetlands Outlook (Perspectiva mundial sobre los humedales) de la Convención de Ramsar, un tratado mundial ratificado por 170 países, entre ellos Argentina, para proteger los humedales y promover su uso racional.

Se estima que cubren más de 12,1 millones de km2, una superficie mayor que la de Groenlandia. Entre el 13 y el 18 % de ellos (2 300 sitios) están incluidos en la Lista de Humedales de Importancia Internacional de Ramsar, y son sitios protegidos. La Argentina tiene 23 humedales declarados sitios Ramsar.

Más de mil millones de personas dependen de ellos para su sustento y el 40 % de las especies de la Tierra viven y se reproducen en humedales. A su vez, más del 25 % de todas las plantas y animales de los humedales están en peligro de extinción.

Humedales, carpinchos y barrios privados

En agosto pasado, la llamada «invasión» de carpinchos denunciada por vecinos del exclusivo barrio privado de Nordelta, partido de Tigre, expuso claramente algunos de los impactos ambientales provocados por la destrucción de humedales.

En este caso, que tuvo mucho impacto mediático, la mal llamada invasión se trató en realidad de la supervivencia de una de las especies autóctonas del Delta del Paraná que vive en estos ecosistemas hoy prácticamente desaparecidos por el desarrollo inmobiliario de Nordelta habitado por 40 mil personas.

Al ver su hábitat reducido, los carpinchos se ven obligados a desplazarse provocando las quejas de los vecinos de alto poder adquisitivo del barrio privado.

“En los últimos años hubo una importante destrucción de áreas que no estaban intervenidas, se deforestó para construir y a los carpinchos no les queda mucha más opción que las zonas con casas en su búsqueda por nuevos espacios”, explicó la investigadora del Conicet María José Corriale.

Según datos de Fundación Humedales, en 2018 ya había registradas 543 urbanizaciones construidas y proyectadas en el Delta del Paraná.

También cabe recordar que la modificación de cauces del río Luján y el relleno de humedales causó grandes inundaciones en la provincia de Buenos Aires, que se habrían evitado.

 

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