La relación entre el cambio climático y la salud mental
En los últimos años hemos asistido a una mayor preocupación por la salud mental y a las devastadoras consecuencias del cambio climático sobre nuestro planeta. Desde olas de calor extremas a incendios de sexta generación o sequías desmesuradas.
Los daños físicos han dejado claro que no son para tomarse este tema a broma y que la Tierra está llegando a un punto de no retorno. Es tal su alcance que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define el cambio climático como «el gran desafío mundial del siglo XXI». Además, advierte de que «amenaza todos los aspectos de la sociedad en la que vivimos, incluyendo la salud».
A pesar de que existe literatura sobre los efectos del cambio climático sobre la salud, la investigación acerca de sus consecuencias ha sido tradicionalmente dejada de lado, aunque cada vez se publican –y, sobre todo, se demandan– más estudios en esta área. Los más recientes sugieren que la salud mental y el bienestar psíquico están íntimamente relacionados con el cambio climático, tanto a nivel individual como colectivo.
Cambio climático: más investigación en salud mental
Sin ir más lejos, la Universidad de Bath (Reino Unido) publicó el pasado mes de septiembre los resultados de una encuesta realizada a 10.000 jóvenes de entre 16 y 25 años procedentes de diez países distintos. Casi el 50% afirmaba que la inacción climática de los Gobiernos les provoca miedo, estrés, ansiedad, tristeza, enfado, impotencia o sentimiento de culpabilidad.
Asimismo, en octubre se publicó el estudio Lancet Countdown, realizado con la implicación de 43 universidades y agencias nacionales. Este estudio ha concluido que los episodios de temperaturas extremas se asocian a «alteraciones afectivas y al aumento de ingresos hospitalarios relacionados con la salud mental e, incluso, los suicidios».
«Hemos constatado, tras revisar 6.000 millones de tuits geolocalizados en 40.000 localidades y un millón de individuos diarios, que, durante las jornadas de olas de calor, las expresiones negativas aumentan», explica Marina Romanello, autora principal del estudio. Los autores del mismo están seguros de que existe un impacto del cambio climático en la salud mental. Tambien coinciden en que es difícil medirlo, porque hace falta más investigación en esa área.
Ecoansiedad y solastalgia
El ser humano forma parte de los lugares en los que habita y, si estos se deterioran, también lo hace, de alguna manera, su identidad. Esta angustia provocada por ser testigo de que el entorno natural que te rodea se degrada es lo que se conoce como «solastalgia». Este término lo acuñó en 2005 por el filósofo australiano Albrecht tras apoyar una causa en contra de la minería de carbón a cielo abierto.
Este conjunto de emociones negativas –miedo, estrés, ansiedad, etc.– provocadas por el temor crónico a un cataclismo ambiental se denominan «ecoansiedad». El catedrático de Psicología Ambiental de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), José Antonio Corraliza, explica que «hay que tener en cuenta que es una respuesta emocional, que puede ser normal, aunque también puede ser patológica».
Es decir, que la ansiedad que provocan las noticias negativas sobre el cambio climático no debe necesariamente resultar perjudicial, porque puede hacer que la persona reaccione y se implique en la solución. El problema viene cuando esta misma ansiedad es destructiva y hace que la persona se bloquee.
La acción colectiva como solución parcial
La angustia provocada por el cambio climático está relacionada, en parte, con la sensación de desamparo e impotencia ante los daños de la crisis ecológica. Las personas suelen percibir, por un lado, que sus acciones individuales no son suficientes para paliar los efectos adversos. Por otro lado, que los Gobiernos, instituciones y organismos responsables no asumen su cometido de modificarlos y evitarlos.
En consecuencia, una de las modalidades de afrontar estos sentimientos negativos puede ser implicarse en organizaciones de acción colectiva para así tener un sentimiento de pertenencia. Los expertos en psicología medioambiental sostienen que mediante esta reafirmación en lo comunitario y al compartir valores con otras personas se pueden contrarrestar los efectos negativos de la ecoansiedad.
Fuente: ambientum