Incendios: especialista ya había advertido en noviembre del 2020 sobre alto riesgo de incendios por la sequía
Los legisladores y funcionarios, que abordan la temática del cambio climático, recibieron con preocupación los pronósticos que indican posibilidad de «fuego» en el último mes del año.
El ingeniero Eduardo Sierra, reconocido especialista en Agroclimatología, en su disertación ante la Comisión de Emergencia Ambiental que reúne a funcionarios, legisladores y ONG, señaló que «si bien se han producido lluvias sobre los últimos días de octubre y se esperan buenas precipitaciones durante noviembre; el hecho que «La Niña» alcanzará su máxima intensidad durante diciembre y enero hace temer que vuelva a resurgir el riesgo de incendios y que los grandes ríos tarden en recuperar su caudal». La explicación técnica brindada a través de videoconferencia incluyó la advertencia de que será necesario «mantener un estado de alerta, tomando medidas remediales».
– Por tal motivo, dicho grupo de trabajo coordinado desde la Cámara de Diputados e integrado por funcionarios del Ejecutivo Provincial y de distintas municipalidades preparan un plan de acción preventivo, de manera multidisciplinaria, que contará con la participación activa de los vecinos de las zonas en riesgo. «Estamos en contacto permanente con el ministro del área y entidades involucradas para estar a la altura de las circunstancias», dijo el presidente de Diputados Pedro Cassani en las últimas horas. El ingeniero, ya conocido en Corrientes por su aporte científico para combatir las inundaciones producto de «El Niño» en la provincia, relató que «a partir de la fuerte sequía observada en la temporada 2008/2009 el clima sudamericano entró en una fase negativa, caracterizada por una alternancia de prolongados episodios lluviosos con extensos episodios secos».
– «El prolongado episodio lluvioso iniciado por ‘El Niño’ 2015/2016 causó una sucesión de inundaciones que culminaron, a comienzos de 2019, con el riesgo de que gran parte del territorio provincial quedara bajo el agua», recordó para señalar que «afortunadamente, ese riesgo no se consumó, pero, casi sin solución de continuidad, se inició un episodio seco que produjo una marcada bajante de los ríos que se mantiene hasta el presente, perjudicando a todos los sectores de la economía provincial». «A partir del otoño de 2020, esta situación se vio agravada por el inicio de un episodio de ‘La Niña’, que acentuó la sequía, generando una gigantesca masa de vegetación seca, altamente inflamable, que, debido tanto a causas naturales como a causas humanas, dio lugar a numerosos incendios, que produjeron todo tipo de daños», se explayó didácticamente ante un auditorio que incluyó al sector privado. Con respecto al riesgo de incendios, indicó que «es urgente retomar las prácticas de manejo que fueron usuales en el pasado, en el largo período seco que afectó a las décadas desde 1930 hasta 1960, y que luego se abandonaron debido al período húmedo que benefició a las décadas de 1970 hasta 2008». Para el ingeniero «hay mucha más sensibilidad a las inundaciones que a la sequía», y al no haber tanto temor se presta poca atención al monitoreo y cuidados que deben darse.
El fenómeno de «La Niña»

«La Niña» es un fenómeno climático que genera un enfriamiento a gran escala de la temperatura en la superficie del océano Pacífico ecuatorial en las zonas oriental y central. Produce cambios en los vientos, las precipitaciones, la presión y cambios en la circulación atmosférica del trópico. Este fenómeno, comúnmente tiene efectos contrarios de «El Niño», que es la fase cálida. Las organizaciones buscan que los gobiernos «planifiquen sobre sectores sensibles al clima», como la salud, la agricultura, la gestión de desastres y los recursos hídricos.
Detalles del necesario accionar

Con respecto a las técnicas a practicar con urgencia, resaltó el ingeniero Sierra «mantener bajo el volumen de vegetación seca, haciendo comer el pasto, antes que se seque, por el ganado; y cortando o quemando preventivamente, en forma parcial y controlada, lo remanentes no utilizados que queden». Sobre el particular, detalló que «eso debe hacerse tanto en las pasturas como en la forestaciones y bosques naturales para reducir efectivamente el riesgo de incendios, que en la fase seca que se atraviesa se encuentran exacerbados». En lo que hace a los ríos, «resulta evidente que las grandes obras que se llevaron a cabo en la fase húmeda que se desarrolló desde mediados de la década de 1970 hasta 2008, requieren para funcionar, más agua que la actualmente proveen las precipitaciones en la Cuenca del Plata, por lo que debe pensarse en cómo dotarlos de obras de regulación que mantengan una altura media adecuada sin graves fluctuaciones», opinó.