“REAL HISTORIA DE INDIOS. La cultura guaranicera en el territorio. La música y el canto desde siempre”, por Raúl Coronel

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La población de nuestros incipientes pueblos forestales a comienzo del siglo pasado tienen características propias, hablan de una manera particular, se visten con atuendos de monte, cantan y bailan un ritmo especial, respetan sus creencias, mitos, leyendas, y son participes de una religiosidad popular de excepción. Estas características con el tiempo le van a dar forma a nuestra cultura, que pervive hasta nuestros días.

Como lo señalamos oportunamente hay un sustrato de muchos años, el avance de los guaraníes sobre todo el territorio indio en la búsqueda de la tierra sin mal que dio origen a numerosas poblaciones criollas. Se acrecienta la población como consecuencia de los emprendimientos laborales del Chaco. El trabajo de la madera en el monte, terraplenes y vías ferroviarias, el ferrocarril, las fábricas de tanino, la cosecha del algodón y sus fábricas de desmote.

Raúl Osvaldo Coronel
Dr. Raúl Osvaldo Coronel
Abogado Mat.764 STJ Chaco
Especialista en Evaluaciones Ambientales

Con el tiempo se dan otros elementos muy valiosos desde el ámbito de la cultura de correntinos que confluyen provenientes de distintos lugares de su provincia y que no regresarán. Se van a radicar, echaran raíces para lo cual concurren otros dos elementos esenciales también. Escuelas para sus hijos y un lugar donde divertirse. La música, el canto y el baile serán específicos, nos trajeron su chamamé clásico, el de antes y lo van a exponer.

 

Con estos dos últimos elementos será además una afluencia constante de maestros correntinos, de una formación cultural propia de su provincia, los famosos maestros normales por excelencia. Ya en la comunidad y al frente de grado, se abocaron al mejoramiento de las “escuelas ranchos” y su mínima infraestructura mediante recaudaciones de baile y cantina de la cooperadora. Cada escuela tendrá su pista de baile, preferentemente para bailar chamamé.

 

Me contaba Miguel Ángel Guzmán que fue Inspector de Escuelas Primarias, que había excepciones pero que muchas escuelas se levantaron con la recaudación de bailes de las cooperadoras escolares. La música llegó de la mano de Tránsito Cocomarola, Isaco Abitbol, Rogelio González, entre otros. Después más destacados como los Sena o los Cardozo, de los que hablaremos oportunamente. El chamamé nos llegó y se quedó de músicos históricos.

 

Me decía de sus cooperadoras mi amigo Ramón Alberto Rodríguez, de sus logros en su pueblo y en el Paraje Pampa Cruz. Hijo de criollos santiagueños, que su papá cuando vino al Chaco en 1930, fue bajado a la fuerza de un tren carguero cerca de Las Breñas y desde ahí camino hasta El Aguará o Km 841, entre Sáenz Peña y Tres Isletas, donde se dedicó a la agricultura, venia buscando otras familias santiagueñas radicadas muchos años antes.

 

Estuve en bailes de la cooperadora del 28 y escuche chamamé del bueno. Mis cinco generaciones anteriores indios criollos fueron músicos, alguno primer bandoneón del tanguero Osmar Maderna, siguen siendo músicos mis hijos y nietos.

 

Hay otro hecho real muy significativo en cuanto a esta impronta de la cultura guaranicera en el Chaco y que tiene que ver con los bailes de las cooperadoras escolares. En persona relataba Salvador Miqueri, maestro de escuela en corrientes, que por razones obvias pasó a llamarse con el seudónimo Argentino Lucero. “Del Chaco tengo muy buenos recuerdos fui músico y actué con mi conjunto en la década de 1950”.

 

En esta historia aparece como actor principal el Gobernador Juan Filomeno Velazco, Recordemos de Velazco había sido interventor en 1947/1948 y 1949/1952 Gobernador Constitucional de esa Provincia. Velazco y Perón cultivaron una fraterna amistad, habían sido compañeros del Liceo Militar y compartieron la misma habitación de cadete. Velazco oriundo de Esquina, fue también interventor en la Provincia de la Rioja en 1943 y Jefe de la Policía Federal.

 

Salvador Miqueri – Argentino Lucero, otrora cantor y parte del dúo Sosa-Lucero del conjunto de Tránsito Cocomarola “relata que había sido contratado para actuar en la fiesta de recepción del  9 de julio que hacía el Gobernador Juan Filomeno Velazco en 1952. La celebración se realizó en el Jokey Club, donde además actuaban tres grupos musicales, un conjunto de todo ritmo que se llamaba Los Dados Blancos, un conjunto de Tango y nosotros”, dijo.

 

“Alrededor de la media noche, minutos más era ya 9 de Julio, fue nuestro turno para actuar e hicimos chamamé del bueno. Ninguna pareja salió a bailar, al tercer tema que ejecutamos, mis músicos dijeron en voz baja, Salvador, vámonos de acá, nadie baila, vamos nomás al Chaco, en aquellos lugares gustamos, repetían insistentemente y era verdad, alrededor de 5.000 personas se reunían en canchas de futbol donde ejecutábamos chamamé”.

 

“Actuábamos en escenarios montados en canchas de futbol cerradas con bolsa arpillera alrededor…cuando se hicieron las 12 de la noche para recibir el Festejo Patrio, entró el Gobernador Velazco en compañía de sus esposa, se paró en el salón e invitó a su señora a bailar el chamamé que ejecutábamos, lo hicieron con elegancia, por unos minutos estuvieron solos,  pero lentamente le siguieron con pereza otras parejas, imitando al Gobernador…diría que a partir de ahí, recién se empezó la popularidad de música de chamamé en nuestro mismo Corrientes”.

 

A este año, habían transcurrido casi 70 del antecedente de la manera de divertirse con chamamé en nuestros obrajes, lo señalo el científico Ángel Justiniano Carranza de la expedición Bosch del año 1883. Lo describe con estas expresiones culturales al visitarlos en el obraje de Ramón Vázquez en Villa San Martín: “algunos sábados a la noche, el acordeón y la guitarra dejan oír sus tristes sollozos en la soledad, provocando la danza entre esas gentes sencillas”. Fuente Expedición al Chaco Austral de 1883.

 

La música nos viene desde siempre, San Francisco Solano, el primer Apóstol del Chaco, hacia el año 1590  llegó hasta las costas del Río Bermejo dando conciertos celestiales de violín, en realidad era un rabel y sus coplas a lo divino haciendo llorar de alegría a las gentes, criollos e indios.

 

Los Jesuitas han sido otros grandes difusores de la cultura de la música, formaron coros y bandas de músicos con instrumentos de cuerda que les enseñaron a fabricar a los aborígenes. Tuve en mis manos instrumentos musicales que ayudó a fabricar a los mocovíes y abipones Florián Pauke.

 

La interpretación de la música y el canto Jesuita, no era solo de la liturgia, sino que ejecutaban todo tipo de música con instrumentos de fabricación casera: órganos, arpas, bajones, violines, rabeles, fagotes, liras, flautas, cornetas, violas, bajos, clarines, fagotillo y chirimías. Los instrumento de vientos los hacían fundiendo vajilla.

 

Tan sorprendente fue la actividad de la Compañía de Jesús que cuando había transcurrido un poco más de medio siglo de su expulsión en 1767, se descubrieron músicas de danza indígena, mezcladas con piezas de Gioachino Rossini y Carl María von Weber. Nadie hizo Chaco, estaba hecho, no hubo pioneros.

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