Sin conocerse, se pusieron de acuerdo para limpiar el río Negro

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Un voluntariado 100% producto de la pandemia completó ayer su quinta jornada. Hoy retoman las tareas.

La consigna es sencilla y convocante: aprovechar la bajante del río Negro para extraer material de descarte expuesto a la vista de todos. Y no es solo basura, también hay objetos reutilizables. A la iniciativa la gestaron hace un mes tres amigas; y con el boca a boca prendió rápidamente. Hoy Voluntarios Ambientales es más que un hashtag o una cuenta de Instagram, es un proyecto colectivo que coordina acciones con áreas del municipio y de la provincia.

Comenzó como una inquietud por erradicar un basural en la zona ribereña del arroyo Ojeda y el río Negro, en contacto con un área de 30 hectáreas en estado natural”, explica Analía Liba, presidenta de una comisión vecinal.

Comenzaron con un sector de confluencia de los dos cursos de agua y luego fueron extendiéndose hacia las dos riberas del paseo costanero de Resistencia. Ya extrajeron volumen suficiente como para cargar 30 camiones y vieron de todo: cuadros de bicicletas, un lavarropa entero, mobiliario de oficina, componentes informáticos, neumáticos y por supuesto, bolsas de residuos como las que se deja para que retire el servicio de recolección municipal.

“Al principio éramos un grupo de conocidos, después hubo recambios y en cada jornada se suma gente nueva”, describe Analía.

Los voluntarios son muy diversos en las edades y en la composición: van de a pares, amigos, una mujer o un hombre con un hijo o personas solas. “Lo que les pedimos a todos es respetar a rajatabla el protocolo Covid, el distanciamiento mínimo, uso de barbijo, y se aconseja usar botas entre otros elementos de protección de las manos”, aclara. Liba también habla de una repercusión posible gracias a la energía que aportan “la inquieta y apasionada arquitecta Silvina Echezarreta y la directora de la Escuela Industrial Lilian Weschenfeller. Esto es un trabajo conjunto, que con el municipio y la provincia busca apreciar el espacio en el que vivimos”, destaca.

Preservar un espacio diverso

Analía Liba se apasiona describiendo un paisaje poco visible para la mayoría de los habitantes del Gran Resistencia, en un área que es necesario preservar. Haciendo senderismo con otras personas que aprecian la flora y fauna regionales, encontraron una diversidad impensada. “Hay muchas aves, entre ellas, tucanes y árboles centenarios”, narra de un sector distante a tan solo 15 minutos de la plaza central.

La localización es próxima a la desembocadura del arroyo Ojeda, uno de los delgados vertientes del río Negro que se observan en el sistema que compone una porción de la típica hidrografía del este provincial.

Sil (Echezarreta) nació y recorrió ese territorio a caballo y nos contagió su amor por ese lugar; el mismo que Jorge Tello logró fotografiar y compartir”, invita. En redes sociales (en Instagram: Voluntarios Ambientales, en Facebook: Sil Echezarreta, Lilian Weschenfeller, Any Liba) se comparten algunas de las imágenes.

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