10 ejemplos de biomasa

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La biomasa, en ecología, se refiere a la cantidad total de materia viva contenida en un individuo, un peldaño de una cadena trófica, una población o incluso un ecosistema, expresada en peso por unidad de volumen.

Por otro lado, también la biomasa es la materia orgánica que se genera mediante un proceso biológico, ya sea espontáneo o provocado, y que posee las propiedades necesarias para devenir una fuente de energía combustible. A esta última acepción la podríamos denominar la “biomasa útil”, ya que su área de interés es específico de la obtención de biocombustibles (combustibles agrícolas). Por ejemplo: leña, restos de comida, residuos ganaderos.

Este término ha tomado mayor relevancia desde el auge de los biocombustibles, necesarios como alternativa a los combustibles fósiles y su mercado fluctuante. Sin embargo, se suele confundir a la “materia orgánica” necesaria para la biomasa con la materia viva, es decir, con la que integra a los seres vivos como los árboles (a pesar de que mucha de la corteza que los sostiene pueda estar, efectivamente, muerta).

También es un error emplear el término biomasa como sinónimo de la energía potencial que dicha materia orgánica contiene, más que nada porque la relación entre la cantidad de materia orgánica aprovechable y la energía que de ella se puede obtener es variable y depende de muchos factores.

La biomasa “útil”
biomasa – combustible a base de madera
La biomasa sirve para obtener energía. Para ello se basa en aprovechar los procesos de descomposición de la materia orgánica en condiciones ambientales controladas, para así obtener mezclas de hidrocarburos de potencial energético, sobre todo a la hora de alimentar motores de combustión interna, como los de un automóvil.

Podemos identificar tres tipos de biomasa útil:

Biomasa natural. La producida sin intervención alguna del hombre, como puede ser la caída de las hojas en un bosque.
Biomasa residual. Se trata del residuo o subproducto de otras actividades económicas, como pueden ser la agricultura, la ganadería, la silvicultura o la industria alimentaria, o incluso el reciclado de aceites.
Cultivos energéticos. Sembradíos enteros destinados a la obtención de biocombustibles, focalizados en algún tipo vegetal o árbol frutal cuya potencia energética sea elevada.
Ventajas y desventajas de la biomasa
El uso de biomasa como combustible presenta aspectos positivos y negativos:

Es menos contaminante. Comparada con el petróleo y sus derivados, o el carbón, los agrocombustibles generan bajas cantidades de CO2 y menos daño ambiental, aunque esto no significa que sean combustibles realmente ecológicos.
Aprovecha materia residual. Mucho del material que normalmente va a dar a la basura o se descompone inútilmente, posee un cierto valor energético si se usa como materia prima de biocombustibles. Eso hace también que estos sean relativamente económicos y fáciles de obtener.
No es tan efectivo como otros combustibles. Comparado con los combustibles fósiles, su rendimiento es insuficiente para ser, de momento, una alternativa eficaz de cara a la demanda mundial de energía.
Supone dilemas éticos. Más que nada en lo relacionado al desvío de alimentos (maíz, frutas, granos y cereales) desde la industria alimenticia a la energética, lo cual supone más importante obtener combustible que alimentar a la población hambrienta.
Ejemplos de biomasa útil
madera y humo: de sólido a gaseoso
La leña. Un ejemplo clásico de aprovechamiento de materia orgánica es la recolección de leña para quemar y así obtener calor, tanto para calefaccionar un hogar mediante chimeneas, como para alimentar un fuego en que se cocinan los alimentos. Este método data de tiempos inmemoriales y aún persiste entre las costumbres humanas.
Cáscaras de semillas y frutos secos. Estos residuos de la ingesta de productos alimenticios son comúnmente descartados en la basura, pero poseen un valor combustible nada despreciable. En muchos hogares rurales se lo almacena y se utiliza para alimentar fuegos, o incluso en la obtención de aceites vegetales para lubricante.
Restos de comida. La materia orgánica sobrante de nuestras comidas tiene un potencial energético relativo, no sólo como alimento para procesos de compost y fertilización de suelos, sino también en la obtención de biogás mediante procesos de digestión anaerobia (sin presencia de oxígeno). Las bacterias que protagonizan este proceso producen altos niveles de metano, semejante a lo que ocurre en nuestro intestino, lo cual hace al biogás muy inflamable.
La remolacha, la caña, el maíz. Los frutos ricos en azúcares, como la caña, la remolacha, el maíz, son aprovechables en la obtención de bioetanol, a través de un proceso de fermentación semejante al de la obtención de los licores, ya que produce un alcohol hidratado. A dicho alcohol se le retira el 5% de agua y se obtiene un combustible aprovechable energéticamente, semejante a la gasolina.
Tallos, residuos de poda, madera y otros verdes. En el cuerpo de las plantas se almacenan azúcares como la celulosa, los almidones y otros carbohidratos fruto de la fotosíntesis, que son aprovechables como biomasa en procesos de conversión en azúcares fermentables para la obtención de biocombustibles. Muchos de estos residuos son colectables sin sacrificar el alimento, dado que muchas plantas deben ser podadas, resembradas o arrancadas luego de dar frutos y usualmente este material es desechado.
Maíz, trigo, sorgo, cebada y otros cereales. De manera semejante a la obtención de la cerveza, estos cereales y vegetales son sumamente ricos en almidones, que son carbohidratos complejos de los que se puede obtener bioetanol a través de la fermentación alcohólica.
Aserrín o serrín. Una fuente posible de biomasa se encuentra en las enormes cantidades de madera en polvillo que desechan los aserraderos y la industria maderera como tal. Todo este polvillo posee el mismo potencial combustible de la madera, amén de ser una fuente de celulosa para obtención de azúcares fermentables en bioalcoholes.
Mosto vinícola y vinos sulfurados. Los vinos descompuestos y residuos de mosto de su fabricación son fuentes de biomasa, ya que proveen alcoholes brutos a los que debe luego retirárseles el anhídrido sulfuroso (SO2), su carga de metanol (corrosivo para motores de combustión) y finalmente pueden usarse para obtener bioetanol.
Residuos ganaderos. La ganadería es una fuente de materia orgánica importante que puede servir de biomasa, como son los excrementos de los rumiantes (cuya alimentación exclusiva de celulosa vegetal es prometedora) o incluso las grasas sobrantes del aprovechamiento animal.
Aceites residuales domésticos. Una fuente de biomasa líquida son los aceites que desechamos luego de cocinar, en su mayoría elaborados a partir de girasol, canola, incluso oliva, en fin, productos vegetales. La elaboración de biodiesel a partir de ellos requiere de labores de filtrado de los desechos sólidos, etapas de transesterificación para convertir los triglicéridos en metil ésteres, y el agregado de metanol. Luego de neutralizar el pH del resultado, se obtiene biodiesel y glicerol. Este último se retira y es aprovechable para la industria jabonera, mientras que el biodiesel es purificado y aprovechado como combustible.

Fuente: ejemplo.co

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