Apicultura| Carlos Villavicencio: “Es de tal magnitud la fascinación que ejerce la vida de las abejas que, quien caiga en ese hechizo, va a ser apicultor siempre»

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El técnico apícola del programa Bosques Nativos y Comunidad, del Ministerio de Ambiente la Nación, Carlos Villavicencio, dio detalles de la producción apícola.


En diálogo con Madre Tierra de Radio Nacional Resistencia AM 620 FM 96.7, Villavicencio contó, «mi actividad apícola comenzó hace muchísimo tiempo, por una inquietud cuando era niño, siempre tuve interés por las abejas, cuando tenía 10 años tuve una colmena, y después pasó el tiempo y vine a Castelli y retomé esa iniciativa y fascinación por las abejas que tenía en la niñez».

«Comencé con la apicultura hace cerca de 30 años en Castelli, y 26 años de manera profesional”, señaló.

«Nací en Barranqueras, caracterizada en ese entonces por una pobreza bastante acentuada, y cerca de mi casa pusieron una biblioteca», relató, «por la noche, como no podíamos hacer travesuras,, leíamos. En una enciclopedia leí sobre la vida de las abejas y de ahí nunca más perdí el interés por las abejas».

“Es de tal magnitud la fascinación que ejerce la vida de las abejas, su evolución en el tiempo, los 180 millones de años que está aquí sobre la tierra, quien caiga en ese hechizo va a ser apicultor siempre», manifestó Villavicencio.

«La miel es el producto más conocido que tiene la apicultura pero también se puede producir polen, que es un alimento con proteínas y aminoácidos muy alto, también se puede producir cera, jalea real, apitoxina, entre otros», detalló.

«Trabajo con una genética que me envían desde Buenos Aires, que produce el INTA», señaló el apicultor, «el trabajo como criador de reinas lo hago en Castelli pero mi trabajo como técnico lo tengo en todo El Impenetrable».

«Yo actualmente trabajo como técnico apícola pero sigo con mis colmenas, donde crío las reinas», explicó, «la reina, quien pareciera que es la que domina la colmena en realidad sólo domina el espíritu de conservación, es exijida al máximo para que mantenga la colonia». «Es como una esclava poniendo huevos, pone alrededor de 2500 huevos por día».

«Debemos pensar en la abeja como un insecto al que tenemos que rescatar, en esta relación que tiene la abeja con la naturaleza, y que tal vez escuchándola a ella aprendemos varios misterios y si hacemos algo por las abejas hacemos algo por nosotros también”, manifestó Villavicencio.

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