«Fumigaciones y salud humana», por Raúl Coronel

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Las fumigaciones consisten en utilizar polvos en suspensión, vapores, gases o humo para desinfectar algo o eliminar plagas de los cultivos. Se concreta con el uso de productos químicos que se esparcen desde un avión o se aplican de otro modo, con el fin de repeler o destruir las plagas de cultivos. Una práctica intensiva desde 1980 cuando se desarrollaron productos de gran efectividad y costo reducido.

Pero el sistema y el uso de productos vienen afectando seriamente a las plantas y a la salud de las personas debido al uso de venenos. Los venenos son cualquier sustancia química dañina, sea sólida, líquida o gaseosa, que puede producir una enfermedad, lesión, o que altera las funciones del sistema digestivo y reproductor cuando entra en contacto con un ser vivo, incluso provocando la muerte.

Dr. Raúl Osvaldo Coronel
Abogado Mat.764 STJ Chaco
Especialista en Evaluaciones Ambientales

El uso de plaguicidas se viene justificando con el engaño de la necesidad de alimentar la población mundial, pero la utilización masiva e inadecuada de algunos insecticidas y herbicidas provoca la muerte por intoxicación de unas 200.000 personas al año, especialmente en países en desarrollo. Es necesario poner en marcha un proceso de  transición hacia una producción agrícola y alimentaria más segura y saludable.

Además de las muertes, la exposición a plaguicidas se ha relacionado con cáncer, alzhéimer y párkinson, alteraciones hormonales, trastornos del desarrollo y esterilidad. Los niños son particularmente vulnerables a la exposición a los pesticidas y requieren protecciones especiales, indica el estudio encargado por la ONU.

Las poblaciones se han tornado totalmente vulnerables debido a las fumigaciones contra el dengue, que resulta inadecuada porque mata los mosquitos adultos pero no larvas y huevos. Igualmente con las fumigaciones en el aire para combatir langostas, haciendo que las aspersiones caigan en áreas habitadas. En todos los casos los vientos y las temperaturas le juegan una mala pasada al rociar o esparcir los venenos (asperjado).

Córdoba es una de las provincias afectada por fumigaciones y agrotóxicos, allí el médico pediatra y profesor en la UNC Medardo Ávila Vázquez con referencia a los casos de intoxicaciones en barrio Ituzaingó dijo, en los últimos 15 años el uso masivo de plaguicidas empezamos a ver un impacto en la salud que desconocíamos. En Argentina, hay 12 millones de personas expuestas a los agroquímicos, que son fumigadas con dosis cada vez más altas.

En nuestro medio el doctor Horacio Lucero, investigador del Instituto de Medicina Regional de la UNNE, se sumó a un escaso número de científicos en la Argentina dando cuenta con evidencias ante la opinión pública, acerca de  los efectos nocivos que los agroquímicos tienen para la salud de las personas. Dijo que pesar de la tecnología que se dispone para realizar fumigaciones, la deriva de estos agroquímicos no es controlada.

Andrés Carrasco fue un científico argentino, Presidente del Conicet y jefe del Laboratorio de Embriología de la UBA con sus investigaciones cuestionó el uso uno de los herbicidas más usados en el mundo por el impacto de los químicos en embriones. Una polémica con la industria de fitosanitarios en general y con Monsanto en particular.

Fabián Tomasi, quien trabajó durante años surtiendo de herbicidas a los aviones de fumigación en Entre Ríos, se transformó en un emblema de la lucha contra el uso de agrotóxicos en Argentina, murió a los 53 años de  polineuropatía tóxica severa en el 2018 (disfunción de los nervios). Se había enfermado 10 años atrás dedicándose los últimos años de su vida a generar conciencia sobre el peligro de la utilización de herbicidas.

En San Francisco California EEUU, (hubieron varias demandas) el Tribunal Superior condenó a Monsanto a indemnizar 289.000.0000 U$D al jardinero Dewayne Johnson que utilizó el herbicida RoundUp mientras trabajó para el distrito escolar estatal. Se ventilo que la multinacional no advirtió correctamente del riesgo para la salud al usar ese producto, y que la omisión de las advertencias fue un factor sustancial en la enfermedad de Johnson que padece un cáncer en los linfocitos de la sangre.

Basó la demanda Johnson en los resultados del estudio de la Agencia Internacional de Investigación contra el Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud OMS, que clasificó al herbicida RoundUp, cuyo ingrediente principal es el glifosato, como probablemente cancerígeno para los seres humanos. El fallo citó que se presentaron suficientes evaluaciones de expertos que secundan la argumentación de los demandantes.

La IARC fue creada en Francia en 1965 con sede en Lyon. Promueve y coordina la colaboración internacional en la investigación sobre cáncer, proponiendo y desarrollando estrategias científicas para la prevención y control. Reúne la experiencia en epidemiología, ciencias básicas y bioestadística para identificar las causas del cáncer, contribuir a la adopción de medidas preventivas, a la reducción de la carga de la enfermedad y el sufrimiento asociado.

El dictamen fue emitido por 17 expertos de 11 países e indica que la Investigación incorporó al glifosato a la lista de probablemente carcinógenas para humanos en el grupo 2 de sustancias. Incluye también en este grupo a los insecticidas malatión y diazinón. La clasificación que realizó tiene cinco niveles de asociación de sustancias con la provocación de cáncer y el glifosato se ubica en el segundo lugar en peligrosidad, según la agencia.

La reparación del daño ambiental se complementa entre la Constitución Nacional, el Código Civil, la Ley General del Ambiente y el Código Penal de nuestro País. Se lo puede considerar de manera preventiva, precautoria e indemnizatoria. También con el Convenio de Estocolmo Ley N°26.011 y el Convenio de Rotterdam Ley N°25.278.

Desde el hogar podemos contribuir con diversas acciones pero la más importante es rechazar alimentos transgénicos. A pedido de vecinos presente dos proyectos de ley en la  legislatura para suspender las fumigaciones con estos fundamentos.

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