«Cuidemos nuestros humedales» por Raúl Coronel

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Los humedales son áreas que permanecen inundados o con suelo saturado con agua durante largos períodos de tiempo, tanto de agua dulce o con cierto grado de salinidad. Existe una amplia variedad de estos ecosistemas, pero en todos, el agua es el elemento clave que define sus particularidades según su suelo, sus vegetales, animales y relaciones entre sí. No son suelos improductivos, están ahí para beneficio de la humanidad.

Los humedales constituyen uno de los ecosistemas de mayor importancia dentro del delicado funcionamiento de la naturaleza. Se debe a que albergan una increíble biodiversidad de especies, de aves, peces y demás animales, así como una gran variedad de especies vegetales que dependen del agua. El 40% de la biodiversidad del planeta vive y se reproduce en humedales, y en los de agua dulce se descubren unas 200 especies nuevas de peces cada año.

La superficie  global de humedales era de aproximadamente 12.000.000 km2, pero ha disminuido rápidamente cerca del 80% con efectos negativos para el hombre y la naturaleza. Las causas han sido los cambios en el uso del suelo como urbanización, deforestación, rellenos, etc., alteraciones en la dinámica del agua por extracción o desvíos, manejos hídricos inadecuados, contaminación agrícola, industrial y doméstica, más el cambio climáticos, etc.

Los chaqueños vivimos en un humedal que abarca 508.000 hectáreas, el que a su vez ha sido reconocido como Sitio Ramsar 1366 de protección internacional por sus condiciones y características naturales. Recibe en la zona de su sabana, parte de la descarga de los Humedal Bajos Submeridionales (una superficie de  8.000.000 de hectáreas). Además hay en el territorio, esteros, bañados, lagunas como ser, Estero Chajá, Laguna el Palmar etc.

Los humedales desarrollan un papel fundamental actuando como agentes controladores de posibles inundaciones; participan en el control de la erosión, la regulación del ciclo de nutrientes, la alta productividad biológica, la retención de dióxido de carbono en sus suelos y, en general, la estabilidad de los ecosistemas. Son el hábitat ideal para las aves migratorias que llegan a los humedales de todo el mundo para alimentarse y anidar.

Estos ecosistemas cumplen una importante función ambiental con la mitigación del calentamiento global por ser sumideros de carbono, retienen o depositan los gases del efecto invernadero. Cumplen un rol fundamental en la adaptación al cambio climático, ya que amortiguan el efecto de las tormentas y las inundaciones. Retienen y almacenan agua y proveen muchos otros bienes, haciendo que las poblaciones se asentaran en su zona.

En nuestro medio existen impactos antropogénicos decisivos en el mantenimiento de estos ecosistemas, existen humedales notablemente alterados por el desvío de sus aguas o sobreexplotación. Ocurre con nuestros ríos y lagunas por proyectos relacionados con los bajos submeridionales. Hablan de proyectos para el desarrollo, pero nadie dice de los efectos adversos, no son para proteger o preservar su alto valor ambiental y socioeconómico.

Además de las degradaciones directas por proyectos para la producción, los humedales están siendo afectados por las sequias y las olas de calor. El Servicio Meteorológico Nacional anunció que durante este 2023 comienza con un periodo de temperaturas muy extremas en todo el país, haciendo que las olas de calor se vuelvan más frecuentes y severas en la última década. Si siguen aumentado pasaran a ser eventos más frecuentes e intensos.

Las sequías causan daños irreversibles en los humedales, el cambio climático está impulsando el nacimiento de sequías más agresivas que consumen poco a poco estos ecosistemas hasta el punto de lograr su desertificación.

El estudio publicado en la revista científica Earth Science Reviews  destacó que las sequías a menudo provocan un grave agrietamiento, compactación, acidificación y pérdida de materia orgánica e incremento de las emisiones de gases contaminantes, entre ellos el metano.  Los efectos de las sequías varían en los distintos tipos de suelo y en las distintas regiones, pero advierte que las de Sudamérica y Centroamérica están entre las  más vulnerables.

Los diversos cambios químicos y físicos que ocurren durante una sequía pueden provocar cambios en los suelos de largo plazo, pueden durar más de diez años, o ser irreversibles, especialmente en la calidad del agua. Los efectos de las sequías varían en los distintos tipos de suelo y en las distintas regiones del mundo, aunque se cree que muchos lugares de Sudamérica y Centroamérica serán más vulnerables.

El cambio climático es causado por la acción humana, nos trajo olas record de calor y una de las señales más evidente son los incendios forestales. Desde el 2020 los incendios forestales produjeron un crecimiento importante de la pérdida de la vegetación de humedales y en los bosques nativos en su mayoría, intencionales.

Es evidente que las multas no son suficientes para desalentar desmontes ilegales e incendios forestales y por sobre todo los responsables rara vez son obligados a reforestar con la misma especie. Una hectárea de monte nativo tardó 10.000 años en formarse. Más deforestación significa más cambio climático, más desaparición de especies, inundaciones, sequias, desertificación, enfermedades, pérdida de alimentos y plantas medicinales.

El sistema fluvial Paraná-Paraguay por la gran sequía sufrió una bajante extraordinaria que dejó casi sin agua a los humedales. Ante la sequía, el colchón de restos vegetales que almacena carbono en los humedales se prende fuego con facilidad. En el Litoral se perdieron 328 mil hectáreas arrasadas por incendios. Se observa a su vez que se están transformando en ambientes terrestres para usos diversos como agricultura, ganadería y urbanizaciones.

El estado de emergencia climática constituye un llamado a la acción, debemos repensar nuestros hábitos desde lo personal y colectivo en cuanto al funcionamiento de los ecosistemas, necesitamos un cambio de mentalidad para proteger nuestros recursos naturales. Los proyectos del gobierno deben ajustarse a los contendidos de leyes y tratados en la lucha contra el cambio del clima en beneficio de las generaciones futuras.

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