“Las plantas son seres vivos”, por Raúl Coronel

Compartir

Las plantas son seres vivos porque nacen, se alimentan, crecen, respiran, se reproducen, envejecen y mueren. Para estas funciones la mayoría de ellas han desarrollado un organismo que tiene raíces, tallo y hojas, también flores, frutos y semillas. Precisamente las funciones de nutrición, relación y reproducción son las condiciones para ser consideradas seres vivos y las plantas realizan esas tres funciones vitales.


Los humanos no han sido respetuosos de las plantas en función de un desarrollo consumista con la tala de árboles y la quema de material vegetal para actividades agrícolas o ganaderas. Así además, se libera carbono a la atmosfera que han acumulado en forma de anhídrido carbónico. El exceso de CO2 en la atmosfera, modifica en balance final del ciclo de carbono influyendo de manera decisiva el cambio de clima. Se las destruye como sumidero de carbono.

 

Las plantas se sirven del agua, nutrientes del suelo y del aire produciendo su propio alimento por medio de la fotosíntesis. Tienen relaciones de apoyo y competencia, capaces de luchar por el terreno y de proteger a otras plantas o suministrarles nutrientes por medio de conexiones en las raíces. Pueden reproducirse de forma sexual como asexual y expandirse para colonizar territorios nuevos. Debajo del algarrobo crecen una variedad de plantas.

 

En su interior tienen mecanismos que trabajan en conjunto para llevar a cabo las actividades orgánicas a partir del agua. El agua es absorbida principalmente a través de las raíces y se transporta al tallo y las hojas, distribuyendo los nutrientes y hormonas. Aquí son importantes las estomas, los poros que promueven el crecimiento vegetal. Se encuentran mayoritariamente en las hojas y en menor medida en los tallos y otros órganos. Una función perfecta.

 

Estos poros se rodean por células especializadas, denominadas células guardia. Las estomas tienen dos funciones, en primer lugar permiten el intercambio gaseoso, dando entrada al dióxido de carbono (CO2) y liberando el oxígeno (O2) que respiramos. La segunda función importante, es la regulación del movimiento del agua a través de la transpiración. Son sólo algunas de las funciones como seres vivos, plantas que las topadoras destruyen a su paso.

Muchas plantas comienzan siendo semillas que germinan en la tierra con humedad y calor. Al germinar se alimentan del material nutritivo que hay en la misma semilla, luego aparece la raíz que la fija al suelo comenzando a absorber el agua y las sustancias que transforma en su alimento. El tallo la soporta, tuberías por donde circulan el agua, las sustancias que toma de la tierra y el alimento que van a producir las hojas usando la energía del sol.

 

En la tierra todo está relacionado, existe entre otros, un proceso de dispersión de semillas mediante animales frugívoros, aquellos que se alimentan de frutos.  El animal ofrece a la planta la probabilidad de supervivencia, en su propio medio o en otro nuevo. Viene al caso señalar que es el proceso del quebracho que comienza a germinar en el aparato digestivo de un animal. Votada al suelo tardará más de 300 años para llegar a su máxima altura.

 

Una hectárea de monte nativo tarda 10.000 años en formarse, una topadora la destruye en un día. Otra  triste realidad de las forestales inglesas que por la estadística de Ricardo Marzoratti el empleado arrepentido, se sabe que en alrededor de 60 años, entre maderas y tanino extrajeron ciento trece mil millones, ciento quince mil doscientos dos árboles de quebracho (113.115.202). Se sigue extrayendo todavía tanino y postes.

 

Marzoratti había servido a los ingleses 50 años, se jubiló como gerente de exportaciones. Como premio le reglaron un viaje a EEUU e Inglaterra, ahí se enteró que sus amos hacían tanino de la mimosa y que fundían las tanineras del quebracho. Molesto, los delató en un informe que preparó para las autoridades de la Revolución de 1955.

 

Debemos respetar la naturaleza. San Francisco de Asis, fiel a la Escritura, nos propone reconocer la naturaleza como un espléndido libro en el cual Dios nos habla y nos refleja algo de su hermosura y de su bondad: A través de la grandeza y de la belleza de las criaturas, se conoce por analogía al autor, y su eterna potencia y divinidad se hacen visibles para la inteligencia a través de sus obras desde la creación del mundo.

 

De Laudato si’, mi Signore. “Alabado seas, mi Señor, cantaba San Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos. Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba”.

 

“Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes”.

 

SS Francisco, el Papa: “todo está conectado o relacionado. Si todos los seres somos parte de una gran familia, quiere decir, en primer lugar, que no podemos entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. No estamos por encima de las demás criaturas sino junto a ellas, como hermanos. Dependemos de la naturaleza pero, al mismo tiempo, por nuestra capacidad de sentir, pensar, amar y adorar somos responsables de ella”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *