“El cuidado de los ríos vivos” por Raúl Coronel

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La Ley Federal No. 27621 establece el derecho a la Educación Ambiental Integral de acuerdo a los principios de la Constitución Nacional y de diversas leyes, entre ellas la N°25.688 del Régimen de Gestión Ambiental del Agua. Desde la Educación es fundamental trabajar junto a educadores y educandos en la reflexión crítica de las amenazas que enfrentan nuestros ríos, principales proveedores de agua buscando la sustentabilidad del recurso.


Los ríos son corrientes de agua dulce que nacen producto de la lluvia, de los manantiales, de la nieve y el hielo. Están esparcidos por todo el planeta, entre nosotros se encuentra el Río Paraná, Paraguay, Teuco, Bermejo, y otros interiores de menor calado como: Río Tapenagá, Río de Oro, etc. en total nuestra provincia está surcada por 69 cursos de agua, considerando desde débiles arroyos hasta el Paraná.

En su interior habitan una diversidad de fauna y flora de gran valor. También se pueden encontrar muchos minerales que contribuyen al perfecto equilibrio de estos ecosistemas. Un río que funciona bien, crea y renueva hábitats para la flora y la fauna. La buena conexión entre los ríos y los humedales facilita el movimiento y la supervivencia de muchas especies, esencial para mantener la biodiversidad.

Esto se consiguió mediante el desarrollo de un programa mundial para rescatar, cuidar y proteger los ríos de todo el planeta, víctima en las últimas décadas de la contaminación a gran escala, destrucción de grandes ecosistemas y la pérdida irreparable de la flora y fauna que habita estos espacios naturales. Nuestra región y el mundo, será mucho más sostenible si hacemos que los ríos cumplan el rol fundamental para continuar con la vida.

La “acción por los ríos” se conmemora mundialmente a partir del 14 de marzo de 1997, por decisión de representantes de 20 países que en ese año, se reunieron en la ciudad de Curitiba Brasil para buscar solución a la problemática causadas por las represas. Se considera a esta fecha el Día Internacional de Acción por los Ríos. Gracias a esta alianza, se consiguió eliminar algunas represas hidroeléctricas restaurando los ríos afectados.

En la fecha del 2023, a la par de los festejos del día, en Brasil se lleva a cabo un evento paralelo: el Día de Acción contra las Represas Grandes. Restaurar un río no es solo una cuestión de recuperar el buen estado del agua y evitar las inundaciones. Es beneficioso para la biodiversidad y como forma de adaptación al cambio climático. Además de un medio de vida, restaurar un río conlleva a un desarrollo económico y social de los territorios afectados.

El objetivo es darle el espacio necesario a un río para que se extienda hasta donde haga menos daño, porque cuando se desvían o se encauzan artificialmente, se logra un desborde desordenado que se lleva todo a su paso. Ocurrió y ocurre con nuestro Río Negro desviado en Laguna Blanca, socavó puentes de Ruta 11 en Basail, y secarse su curso en esta zona. También el desaparecido Río Arazá con la construcción de barrios sobre su cauce.

Los cursos de agua encauzados hacen más peligrosas las inundaciones localmente y las agravan aguas abajo. El río que serpentea, va perdiendo energía a medida que recorre sus meandros. El pico de inundación se retrasa y es más bajo, dando tiempo para anticipar y proteger a las poblaciones en momentos claves. Cuando un curso de agua se desborda alimenta aguas subterráneas.

Restaurar y devolver a los ríos su función natural es restituirle la posibilidad de autodepurarse. Cundo su lecho tiene formas diversificadas, alternando aguas rápidas y lentas, favorece la purificación de sus aguas. Es un sistema de saneamiento biológico sustentable y sostenible que combate la contaminación residual. Y al quitar todas las barreras artificiales que estancan las aguas, estas recuperan toda su calidad.

Un curso de agua restaurado permite mitigar el cambio climático protegiendo la vida acuática vulnerable de los efectos del calentamiento global. Repone el acceso a refugios de agua más fría para la fauna acuática y sobrevivir donde la temperatura del agua es más baja. La flora de la costa evita la suba de temperatura del agua, necesariamente los bosques de la costa deben integrar el Ordenamiento Territorial del Bosque nativo rojo.

Restaurado que fuere significa beneficiarse de los servicios que nos brinda, una solución económica respetuosa con el ambiente. Hay que preservarlos elevando las voces contra proyectos de gestión de agua destructivos y recuperar el bienestar de nuestras cuencas hidrográficas, especialmente de proyectos que solo habla de la producción.

Falta camino a recorrer para que se produzcan cambios significativos en beneficio de toda la humanidad. Pero la realidad es otra, ya que el hombre por su ignorancia los satura con desechos tóxicos y basura provocando un grave desequilibrio ecológico. Se lucha constantemente para evitar el montaje de represamientos o el manejo despiadado de humedales como las obras de los Bajos Submeridionales.

Si bien las presas hidroeléctricas son fuente de energía renovable, son obras que afectan a los ríos y a los climas tropicales y subtropicales. Algunas consecuencias: afectan el curso natural del agua, impidiendo las migraciones de especies, caso Yacyretá, que generó desequilibrios en las redes tróficas. Para subsanar inventaron un ascensor, pero se olvidaron que los peces no saben leer para las seguir las indicaciones de las flechas hacia el ascensor.

Debemos analizar y valorar de manera crítica que si bien estas construcciones producen avances y mejoras, a la vez tienen un alto impacto sobre los bienes naturales, la flora y la fauna y la salud de las poblaciones. Las generaciones futuras también los van a necesitar.

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