“Conferencia sobre los Océanos”, por Raúl Coronel

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Recientemente en Lisboa Portugal y luego de una semana de debates y actos, finalizó la Conferencia ONU sobre los Océanos. Concluyo pidiendo mayor compromiso frente a la grave situación del mar con una nueva declaración política para salvar estos ecosistemas. Los líderes mundiales pidieron más ambición para garantizar que se aborde el grave estado de los océanos admitiendo su alarma por la emergencia global a la que se enfrenta el mar.

Se dijo que la Conferencia dio la oportunidad de destapar cuestiones críticas y generar nuevas ideas, dejando en claro el trabajo que queda hacer para la recuperación de los océanos. El evento contó con más de 6.000 participantes, entre ellos jefes de Estado y de Gobierno, y más de 2.000 representantes de la sociedad civil, quienes abogaron por acciones urgentes y concretas para hacer frente a la crisis oceánica.

 

Una de las mayores amenazas para nuestros océanos es la contaminación provocada por los plásticos, químicos y  desechos cloacales, etc., la erosión de las costas, la subida del nivel del mar, el calentamiento y acidificación de las aguas, la sobreexplotación de las poblaciones de peces y la disminución de la biodiversidad marina.

 

Los efectos del Cambio Climático en los océanos son múltiples, complejos e interrelacionados. Los océanos son el disipador de calor más grande del planeta. Absorben el 90 % del exceso de calor causado por el CC. Además, son un sumidero de carbono muy eficiente, pues absorben el 23 % de las emisiones de CO2 generadas por el hombre.

 

Es necesario dijeron, actuar con urgencia para mejorar la salud, la productividad, el uso y la resiliencia del océano y sus ecosistemas. Que las medidas innovadoras con base científica y la cooperación internacional, son esenciales para aportar las soluciones necesarias. Se debe abordar urgente los efectos acumulativos del Calentamiento Global sobre los océanos que incluye la degradación de los ecosistemas y la extinción de especies.

El documento reafirma que el océano es fundamental para la vida en nuestro planeta y para nuestro futuro, siendo necesario aplicar el Acuerdo de París de 2015, y el Pacto Climático de Glasgow para garantizar la salud, la productividad, el uso, la biodiversidad, proteger y restaurar su resiliencia e integridad ecológica. Los compromisos incluyen financiamiento para apoyar la creación, ampliación y gestión de áreas marinas protegidas al 2030.

 

Los más de 150 Estados miembros se comprometieron voluntariamente a: Proteger o superar el 30% de las zonas marítimas nacionales para 2030. Lograr la neutralidad del carbono para 2040. Reducir la contaminación por plásticos. Aumentar el uso de energías renovables. Destinar financiamiento para la investigación sobre la acidificación de los océanos, a proyectos de resiliencia climática y al seguimiento, control y vigilancia.

 

El Tratado de París sobre el Cambio Climático vigente, tiene por  objetivo limitar el calentamiento mundial muy por debajo de 2°C, preferiblemente a 1,5°C, en comparación con los niveles preindustriales. Ahora se estableció formalmente los 1,5°C. Para alcanzar este objetivo los países se proponen alcanzar el máximo de las emisiones de gases de efecto invernadero lo antes posible para lograr un planeta con clima neutro para mediados de siglo.

 

El Pacto Climático de Glasgow fue acogido por casi 200 países, con el propósito de mantener los objetivos celebrados en el Acuerdo de Paris, en particular, la limitación del calentamiento a 15°C por encima de los niveles preindustriales. Realizó además una mención sin precedentes al papel de los combustibles fósiles en la crisis climática e hizo un llamado por primera vez a la aceleración de esfuerzos para una reducción progresiva del carbón.

 

Dice la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que por un lado, la demanda actual y la necesidad de satisfacer las necesidades de 10.000 millones de personas a medida que la población crece, presionan los sistemas alimentarios; por el otro, el Cambio Climático, el COVID-19, la degradación ambiental y los conflictos los están poniendo a prueba.

 

Inseguridad alimentaria. Con más de 800 millones de personas que pasan hambre y 2400 millones con un acceso muy limitado a una alimentación adecuada, el reto de alimentar a una población creciente sin agotar los recursos actuales va en aumento. En este contexto, los sistemas alimentarios acuáticos están cada vez más en la mira debido a su enorme potencial para satisfacer esta demanda.

 

El crecimiento de la pesca y la acuicultura es vital para acabar con el hambre y la malnutrición en el mundo, pero se necesita una gran transformación en el sector para hacer frente a los desafíos dijo el director general de la FAO. Debemos transformar los sistemas agroalimentarios para garantizar que los alimentos marinos se cosechen de forma que se puedan sostener, se protejan los hábitats acuáticos y la biodiversidad.

 

El informe de la FAO analiza la situación de la población mundial y las tendencias de la pesca y la acuicultura, centrado en el documento la «Transformación Azul». Una estrategia visionaria diseñada para mejorar el potencial de los sistemas alimentarios bajo el agua y alimentar a la creciente población mundial de forma sustentable. Una referencia crítica para gobiernos, políticos, los académicos y otras partes interesadas.

 

La transformación azul consiste en la forma de producir, gestionar, comercializar y consumir alimentos acuáticos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se necesitan cambios transformadores más específicos para lograr una pesca y acuicultura inclusiva y equitativa para combatir la creciente amenaza de la inseguridad alimentaria. (Acuicultura, técnica reproducir peces, moluscos y algas en agua dulce o salada).

 

Tras Lisboa, el camino para salvar nuestros océanos proseguirá en la Conferencia Intergubernamental sobre un tratado sobre la biodiversidad marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional, en las negociaciones del Marco Mundial de la Biodiversidad posterior a 2020 y en las negociaciones para incrementar la financiación del clima y las acciones de adaptación en la COP27 de Egipto. (Fuente ONU)

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