“El planeta oceánico”, por Raúl Coronel

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Los océanos constituyen fuente de vida, sustento de toda la humanidad y de los demás organismos de la tierra. Cubren más del 70% del planeta y producen casi el 50% del oxígeno de la atmosfera. Alberga la mayor parte de la biodiversidad siendo la principal fuente de proteínas para más de mil millones de personas en todo el mundo. Por su importancia económica al 2030, habrá 40 millones de trabajadores en el sector relacionado con los océanos.

Por los beneficios que brinda necesita del apoyo de todos los que habitamos este Planeta por haberse mermado el 90% de las grandes especies marítimas y el 50% de los arrecifes de coral están destruidos. A su vez con la pesca intensiva le estamos extrayendo más de lo que se puede reponer. Debemos trabajar juntos para crear un nuevo equilibrio para no agotar todo lo que nos ofrece, restauremos su vitalidad y le devolvamos una nueva vida.

 

Entre sus funciones está la de absolver aproximadamente el 50% de carbono de la atmosfera producido por las actividades humanas y amortigua los impactos del calentamiento global. Cuanto más carbono entra en la atmósfera, mayor cantidad absorben los océanos pero se altera la química del agua, fenómeno conocido como acidificación del océano. Además el calentamiento de las aguas tiene consecuencias terribles en los ecosistemas marinos.

 

El incremento en las masas de agua caliente llevará a su vez a un aumento de eventos climáticos extremos y dañinos, como maremotos causados por ciclones tropicales. Los océanos se calientan por el aumento de la temperaturas de la atmósfera que causan un aumento del nivel, y con ello se perderán los hábitats y los recursos de numerosos habitantes de la costa, especialmente las regiones más pobres.

 

Al calentarse las aguas marinas se produce su acidificación y con ello la alteración del pH que lo normal es de 7.5 – 8.4 permitiendo la vida marina, pero por se han encontrado valores cercanos a los 12. Incluye esta evidencia la decoloración de los corales, el derretimiento acelerado de las principales capas de hielo de la Tierra, y los cambios en la salud y la bioquímica de los océanos.

 

El aumento de la temperatura de la atmosfera se produce por la mayor emisión de gases efecto invernadero, que los océanos absorben el carbono por ser sumideros. Debemos reducir las emisiones para cumplir con el Acuerdo de Paris Ley argentina N° 27.270 para lograr que el aumento o temperatura media mundial sea muy por debajo de los 1,5°C con respecto a los niveles preindustriales.

 

Las actividades humanas producen contaminación puntual o difusa y acústica. La primera por descargas del tratamiento de aguas residuales o derrames de petróleo. La segunda, actividades agrícolas, de centrales eléctricas alimentadas con combustibles fósiles. La tercera, el ruido de dragados, perforaciones, producciones de gas y petróleo, transporte marítimo, y explosiones submarinas e investigaciones oceanográficas.

 

Pero la que destruye directamente es la contaminación con basura de plásticos. Se estima que llegan a los océanos alrededor de 13 millones de toneladas año. Constituyen una de las amenazas más preocupantes para el océano al provocar entre otros daños, la muerte de 100.000 especies marinas.

 

Tan severa y peligrosa es esta contaminación que formaron 7 islas de basura plástica, una flota en el Pacífico que triplica el tamaño de Francia siendo el mayor vertedero oceánico del mundo con 1,8 billones de trozos de plástico flotante que matan, cada año, a miles de animales marinos entre California y Hawái.

 

Se contamina también con microplásticos, partículas menores a 5mm, algunos imperceptibles Residuos de la degradación de plásticos que amenazan a peces, crustáceos, moluscos, que ponen en riesgo a los seres humanos por la cadena trófica. Se estima hay entre cinco y 50 mil millones de microplásticos en el mar, siendo el Mediterráneo el más contaminado. Utilizamos 200 bolsas/año de plástico, tardan alrededor de 400 años en degradarse.

 

Las redes fantasmas son otro problema, un informe muestra que alrededor de 640.000 toneladas de “redes fantasmas” terminan en los océanos cada año. Son redes de pesca pérdidas o abandonadas en ocasiones en prácticas ilegales. Todo ese plástico puede atrapar, enredar, sofocar y matar animales, además de acabar en sus estómagos al ser ingeridos, al confundirse con alimento.

 

Con pequeñas acciones diarias contribuimos de manera individual a una mejor conservación de los océanos y los mares. Utilizar menos productos de plástico como las botellas. Hay que comprar productos de mar, muchas especies se están agotando debido a la demanda y las malas prácticas de pesca, se deben consumir marcas o comercios que vendan productos marinos certificados con prácticas sustentables.

 

Usar productos en las playas como bloqueadores y bronceadores solares biodegradables que no ocasionan daño a las especies marinas que se especifican en el etiquetado. No tirar basura en las playas o recoger y poner en el contenedor las que han sido desechadas. No arrojar basura cuando se viaja o se hace deporte a bordo de una embarcación. No comprar artículos fabricados de coral, conchas o accesorios hechos de las tortugas o de tiburón.

 

La ONU suma esfuerzos con gobiernos, científicos, la sociedad, comunidades indígenas y jóvenes activistas para poner el océano en primer lugar. El mundo necesita que la humanidad despierte para salvar a nuestro planeta. Cada año son miles las especies que mueren por la falta de conciencia del hombre que por su ambición desmedida ha provocado daño irreparable a los grandes ecosistemas causando la extinción total de animales y plantas.

 

El Día Mundial de los Océanos es el 8 de mayo, este año con el lema: “Planeta oceánico: las corrientes están cambiando”. El calentamiento global está disminuyendo la velocidad de las corrientes oceánicas, afectando el sistema global de circulación oceánica. Por ser pulmones del planeta, fuente de alimentos, medicinas y parte fundamental de la biosfera, todos los días del año podemos tener conductas apropiadas para disminuir el impacto en los océanos.

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