“Lucha contra la Desertificación y la Sequía”, por Raúl Coronel

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La desertificación y la sequía suponen una degradación del ambiente, contribuyen al colapso de la biodiversidad favoreciendo además la aparición de zoonosis. Recordando una vez más que la salud humana y la salud de nuestro ambiente están profundamente entrelazada. Zoonosis es un grupo de enfermedades de los animales que son transmitidas al hombre por contagio directo con el animal enfermo, mediante un vector, el dengue por ej.

El Día de Lucha contra la Desertificación y la Sequía se celebra cada 17 de junio. Fue establecida por la ONU, con el objetivo de concientizar de la importancia que tiene para los seres humanos y el planeta, batallar contra estos fenómenos ambientales. Debemos abordar, acordar y dar soluciones a las complicaciones que acarrean para el presente y futuro de la humanidad, con una firme participación de la comunidad y cooperación a todos los niveles.

La desertificación se genera por la permanente degradación de los suelos, ocasionado por una constante desforestación de los bosques, la salinización, la falta de agua y una sobreexplotación de los acuíferos, que por lo general es producida por actividades económicas que lleva a cabo el hombre en distintas partes del mundo.

RAUL OSVALDO CORONEL
ABOGADO MAT.764 STJ CHACO
ESPECIALISTA EN EVALUACIONES AMBIENTALES

 

La desertificación ayuda al cambio climático mundial por medio de la pérdida de suelo fértil y de la vegetación. El suelo de las tierras secas contiene grandes cantidades de carbono que pasan a la atmósfera a causa de la desertificación, con repercusiones importantes para el sistema climático mundial.

La sequía representa un cambio anómalo del clima, que ocurre cuando los niveles del agua están muy por debajo de lo que corresponde en un determinado lugar. Una situación ambiental que afecta gravemente a todas las especies que crecen y se desarrollan en dichos territorios. La principal causa radica en la ausencia de precipitaciones.

La falta de lluvias o precipitaciones se denomina sequía meteorológica y si perdura, deriva en una sequía hidrológica caracterizada por la desigualdad entre la disponibilidad natural de agua y las demandas naturales de agua. Uno de los efectos del cambio climático es la modificación de los patrones de las precipitaciones.

Las sequías es un de las mayores amenazas para el desarrollo sustentable, especialmente en los países pobres, aunque también cada vez son más las naciones ricas afectadas. Las previsiones estiman que para 2050 las sequías afecten a más de las ¾ partes de la población mundial. El número y la duración de las sequías han aumentado un 29% desde 2000 y, a día de hoy, hay más de 2300 millones de personas sufren la escasez de agua.

 

Una de las principales consecuencias negativas de la desertificación y las sequias sobre la población, es la migración, el abandono de tierras, la pobreza y la marginalización, además de un desequilibrio territorial y ambiental. Todo esto afecta la calidad de vida de las poblaciones, que en el país es cercana al 30 %.

El tema de la campaña 2023 para el Día de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía es «Mujer. Sus tierras. Sus derechos». Se trata de hacer que las mujeres tengan los derechos que les corresponden sobre la tierra, unos derechos equitativos, porque ellas pueden luchar contra la desertificación de los suelos.

El tema del Día hace especial hincapié en la idea de que invertir en la igualdad en el acceso de las mujeres a la tierra y a los bienes asociados es una inversión directa en su futuro y en el futuro de la humanidad. Es hora de que las mujeres y las niñas se sitúen a la vanguardia de los esfuerzos mundiales en la recuperación de la tierra y en la resiliencia a la sequía.

Cuando la sequía hace estragos y la tierra se degrada, las mujeres suelen ser las más afectadas. No se puede excluir al 50% de la población mundial al acceso a la Tierra. Se quiere concienciar sobre esta realidad, destacar las contribuciones de las mujeres y las niñas a la gestión sustentable y apoyarlas para su acceso equitativo a la tierra.

Las mujeres, que constituyen casi la mitad de la mano de obra agrícola mundial, sin embargo, las prácticas discriminatorias relacionadas con la tenencia de la tierra, el acceso al crédito, la igualdad salarial y la toma de decisiones a menudo impiden su participación activa en el mantenimiento de la salud de la tierra.

La UNESCO sostiene que la desertificación es la degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas. Causada fundamentalmente por la actividad humana y las variaciones climáticas. Este proceso no hace referencia al avance de los desiertos existentes. La pobreza, la inestabilidad política, la deforestación, el sobrepastoreo y las malas prácticas de riego afectan negativamente a la productividad del suelo.

Argentina ejecuta el Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación, Degradación de Tierras y Mitigación de Sequía (PAN). Para prevenir y mitigar la desertificación, la degradación de la tierra y las sequías, conservar los servicios ecosistémicos y mejorar las condiciones de vida de las poblaciones afectadas. Luchar contra la desertificación, rehabilitar las tierras y los suelos degradados, por la sequía y las inundaciones.

En nuestro país las tierras secas ocupan el 70 % del territorio nacional y se ven afectadas por el manejo ganadero, forestal o agrícola no sustentable, la deforestación y el uso inadecuado de los recursos hídricos. Los factores que llevan a la pérdida de biodiversidad y servicios del ecosistema pueden suceder por la erosión hídrica y eólica, la disminución de la cobertura vegetal, de la productividad de la vegetación natural y la alteración del ciclo hidrológico.

Se aconseja para recuperar y restauras estos ecosistemas: Crear bancos de semillas. Reintroducir determinadas especies. Contener la erosión a través del abancalamiento (terrazas o andenes). Aportar nutrientes al suelo. Plantar árboles. Prevenir el pastoreo excesivo. Evitar la tala árboles en de laderas empinadas o de cualquier lugar. Efectuar reforestación. Usar barreras para prevenir la escorrentía, etc. (cuando el agua corre por la superficie)

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